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Amargura Inmaculada


Cada año, cuando se acerca el puente de la Purísima, las priostías de las hermandades letíficas, penitenciales o sacramentales con titulares marianas cuyas tallas son de vestir, se afanan en preparar a las Imágenes "disfrazándolas" de María Inmaculada.

Para ello, se suele cambiar de saya y manto a las Vírgenes, pasando del negro de riguroso luto que vestían para el puente de todos los Santos y, en especial, para la festividad donde recordamos a todos los fieles difuntos, al color azul, generalmente celeste.

Este año, Nuestra Señora de la Amargura de Pozoblanco ha recuperado para estas fiestas de la Inmaculada Concepción de María un manto azul marino, que hacia ya al menos un trienio que no lucía, y, desde el pasado fin de semana, se ha podido ver tal y como se muestra en las fotografías adjuntas de esta guisa.

Como podrán imaginar, Nuestra Señora permanece sin corona alguna, ya que aún no se ha podido arreglar la que le quitaron y doblaron, dejándola prácticamente inservible, en el lamentable suceso del pasado 17 de noviembre. No obstante, sí que presume de su belleza plástica, con la aureola plateada, el elegante pañuelo que sostiene en la mano derecha y los diversos rosarios que porta en la mano izquierda.

Y así, con colores azules, blancos y dorados, luce actualmente nuestra Amargura Inmaculada, y que podemos contemplar en nuestra sede canónica, y en este pequeño reportaje de José Ángel Jiménez García. ¿Qué os parece?

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